"Estoy impactada por los temas que se discutieron en su seminario [Sin Excusas], especialmente el de una "segunda virginidad". En mi caso, tengo una hija de 3 años. Como resultado de una aventura de una noche, arruiné mi sueño de ser médico. Estaba terminando la escuela secundaria, pero luego tuve que trabajar porque mi novio me dejó cuando supo que estaba embarazada. No quiero que les pase lo mismo a los amigos con los que salgo. Gracias por venir y decirme que no todo está perdido y que Dios me puede perdonar".

"No tengo derecho a dar mi opinión porque me he acostado con todos mis novios, pero si puedo decir algo es que simplemente no vale la pena. Al final, me doy cuenta de que me han utilizado como objeto sexual. En su seminario [Sin Excusas] de hoy, aprendí que ser una persona va más allá del sexo. Voy a pedirle a Dios que me perdone y comenzar una nueva vida. Gracias por venir a mi escuela".

“Solo quiero decir una cosa. Gracias. Gracias por preocuparte por nosotros hoy. Vivimos en una época confusa. Por un lado, nuestra escuela nos dice que debemos protegernos, pero por otro lado, nuestra sociedad nos brinda oportunidades para tener sexo sin problemas diciendo que “todo el mundo lo está haciendo”. Hoy aprendí a valorar otras cosas de la vida. Por lo menos, voy a esperar hasta el matrimonio [para tener sexo]”.

"Cometí un pecado grave hace dos años... Tuve sexo con mi hermana. Desde entonces, casi hemos dejado de hablarnos por nuestra vergüenza. Hoy durante el seminario [Sin Excusas] pudimos ver que Dios nos ofrece el perdón y una segunda oportunidad. Gracias por ayudarme a recuperar mi dignidad y el poder de mirar a mi hermana cara a cara y decir: "Perdóname, no sabía lo que estaba haciendo".

“[El seminario] fue muy especial para mí porque habló de mi situación. He tenido relaciones sexuales desde que tenía 14 años, la mayoría de las veces con adultos. He tenido 2 abortos. Nunca he tenido sexo por dinero, aunque me ha gustado recibir regalos y comidas especiales [por tener sexo]. Meses atrás pensé erróneamente que estaba embarazada nuevamente, y esta preocupación me motivó a reflexionar sobre lo que he hecho con mi vida. Hoy decidí aceptar el desafío, hacer un pacto de abstinencia y recibir a Cristo, con la esperanza de que mi vida cambie de rumbo”.